Primera noche en el Camino de Santiago en la Rioja, y primera también del Camino Francés, y al final con la habitación para mí solo. Genial. He dormido tranquilo y no me he enterado de nada, hasta el punto que cuando bajo a las 8:15 al bar del albergue resulta que ya no quedaba nadie en él. Joer, pero si había un cartel de que a las 9 hay que dejar la habitación libre, pensaba que la gente apuraría un poco más, pero ya se ve que no.
El hospitalero me saluda tras la barra, recordándome que soy el último que queda por salir. Mientras me sirve el café con leche que le he pedido, le pregunto si voy demasiado rezagado o qué:
– Eh… esto… ¿Y cuándo dices que se ha ido la gente?
– Los últimos salían a eso de las ocho, pero lo normal es salir sobre las seis o así.
¿Las seis? Ya estaba asustándome. Normal que ayer casi todos estuviesen acostados a las siete de la tarde.
Creo que me vio con la cara de asombro y continuó: