Esta etapa del Camino de Santiago desde León me la iba a tomar de relax. Ayer hice un esfuerzo extra para recorrer una centena de kilómetros a través de los secarrales de la meseta y poder tomarme la etapa de hoy con más calma. Necesitaba comprar un sillín para la bici, montarlo, comprar comida y aprovisionar las alforjas; y ya de paso visitar un poco León, que me habían hablado muy bien de esta ciudad. Ah, y sin olvidarme de avanzar lo máximo que pueda para no perder el buen ritmo que llevo.
Anoche entre una cosa y otra me acosté tardísimo (tardísimo para lo que es el Camino de Santiago, porque en mi día a día es una hora normal…) pero no había problema porque el albergue no tenía por qué dejarlo hasta las diez de la mañana.