Camino de Santiago en bici, Etapa 14: O Pedrouzo – Santiago de Compostela

Llegó la etapa final del Camino de Santiago en bici; hoy llego al destino, y con el billete de avión ya comprado la tarde anterior, sólo me tengo que preocupar de llegar antes de media tarde. En principio parece fácil pase lo que pase. Si tengo alguna avería mecánica muy extraña (espero que no, toco madera) a las muy malas puedo hacer los 20kms que me separan de Santiago a pie, que me daría tiempo.

Última mañana de mi ritual caminero. Me levanto a las 7 de la mañana, (otra vez más queda poca gente en el albergue), recojo mis cosas, monto las alforjas, recojo lo que dejé tendido en el patio ayer por la tarde, y desayuno lo que me queda en las alforjas sentado en la entrada del albergue: un batido de chocolate que compré ayer por la tarde, y un croissant que todavía me queda… ¡de León!

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Camino de Santiago en bici, Etapa 13: Portomarín – O Pedrouzo

Como casi todas las noches que he dormido haciendo el Camino Francés en bici, a las 6 de la mañana ya hay movimiento por la habitación. Las linternas de los móviles y los ruidos de las bolsas de plástico, mochilas, murmuros, hacen que sea imposible seguir durmiendo (o por lo menos sin tapones para los oídos), así que lo único que queda es ir desperezándose para levantarse y partir.

Los horarios de los caminantes son muy diferentes a los de los ciclistas (o por lo menos así es según mi experiencia): los primeros suelen salir de los albergues antes de que amanezca para empezar a andar con el fresquito y así llegar al destino antes de mediodía, evitando las horas de más sol y calor. Comen en el pueblo o ciudad en el que pasarán la noche, y ya se quedan ahí a echar la tarde hasta el día siguiente. Los ciclistas en cambio salimos un poco más tarde y pedaleamos todo el día para llegar al principio de la tarde a nuestro destino. Parece que sobre la bici el sol se hace menos pesado.

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Camino de Santiago en bici, Etapa 12: Vega de Valcarce – Portomarín

Vistas desde O Cebreiro

Amanece un nuevo día… bueno, parece que todavía no, porque por lo poco que puedo ver a través de las ventanas del albergue es que el sol no ilumina las calles. El cielo se va aclarando, pero el hecho de estar en un valle hace que los rayos solares tarden un poco más en alcanzarnos.

Cagüenlaleche, todavía no ha amanecido y ya está la gente on fire dando vueltas y empaquetándolo todo para marcharse. Y yo que he dormido poco y mal… entre los que ayer se quedaron fuera hasta tarde, el somier hecho de varillas soldadas de esas que le ponen al hormigón armado, y el colchón que no es más que una colchoneta de gimnasia, mi sueño no es que haya sido muy reparador.

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