Camino de Santiago en bici, Etapa 12: Vega de Valcarce – Portomarín

Amanece un nuevo día… bueno, parece que todavía no, porque por lo poco que puedo ver a través de las ventanas del albergue es que el sol no ilumina las calles. El cielo se va aclarando, pero el hecho de estar en un valle hace que los rayos solares tarden un poco más en alcanzarnos.

Cagüenlaleche, todavía no ha amanecido y ya está la gente on fire dando vueltas y empaquetándolo todo para marcharse. Y yo que he dormido poco y mal… entre los que ayer se quedaron fuera hasta tarde, el somier hecho de varillas soldadas de esas que le ponen al hormigón armado, y el colchón que no es más que una colchoneta de gimnasia, mi sueño no es que haya sido muy reparador.

Me acuesto de lado mientras me voy desperezando, porque una vez ha empezado la gente a prepararse ya no tiene sentido intentar dormir más. Ojeo el reloj, son las 6:45 de la mañana. Creo que no me he despertado tan pronto en las dos semanas que llevo de viaje. Finalmente decido levantarme y empezar a recoger las cosas.

Con el saco y la ropa recogidos y ya vestido de torero, noto que la barriga se queja. Exacto, es hora de plantar un Purito Rodríguez. Joer, ahora que me he puesto todas las capas sin una sola arruga toca quitarlas de nuevo. Chaleco, maillot, tirantes del culot… Y cuando creo que ya está, veo que no hay papel. Menos mal que llevo un rollo en el fondo de las alforjas. Rollo que no he tocado desde mi salida de Martorell, pensaba que no lo iba a usar en todo el viaje. Menos mal que estaba ahí, es una de esas cosas que si no tienes en el momento oportuno te acabas arrepintiendo.

Ya noto como Jordan cuelga del aro

En fin, a lo que iba, sobre las 7:30 salgo a la calle a comprobar si mi bici seguía ahí fuera atada o había sido vilmente robada por vete a saber quién. El aire es frío y húmedo y me despierta de golpe. Qué gustazo, qué paz… Solamente interrumpida por algún que otro tráiler ruidoso que pasa por el viaducto de la A6 que tenemos unas decenas de metros por encima.

Por suerte todo estaba en orden, mi bici seguía ahí atada con su candadito cutre, junto a la de Alberto y Carlo. Este último ya está preparado para partir. Le deseo un Buen Camino y lo veo marcharse pedaleando por la antigua N-VI mientras saboreo los aplastados croissants de chocolate que me quedan de mi última compra en León. Tengo el estómago un poco cerrado y no consigo comer nada más, espero que no me fallen las fuerzas para la subida al Cebreiro, que la etapa de hoy empieza salvando un desnivel de casi 700 metros en unos 12 kilómetros, ahí es nada.

A las ocho de la mañana ya estoy listo para irme. Cuando ya he acabado de preparar la bici, veo como asoma Alberto de la puerta del albergue. Nos deseamos un Buen Camino y emprendo la marcha.

El sol todavía no llega al valle

El frío y la humedad calan pronto en mis piernas, que son las que van más destapadas. La subida al Cebreiro empieza suave, la carretera apenas es un poco más empinada que un falso llano. Esperaba encontrar más peregrinos a esta hora pero apenas voy adelantando a pequeños grupos de tres o cuatro.

Subiendo O Cebreiro
Subiendo O Cebreiro

A los tres kilómetros, pasado Ruitelán, el siguiente pueblo tras Vega de Valcarce, las flechas indican que debo desviarme a mano izquierda hacia Las Herrerías de Valcarce y dejar la antigua nacional, que sigue paralela a la autovía. Empieza un camino rural asfaltado/hormigonado que no dejaré hasta llegar al Cebreiro, pese a que podría haberlo hecho. ¿Por qué? Pues porque dos kilómetros más tarde el camino se bifurca, como en otras ocasiones (por ejemplo, en Cruz de Ferro), indicando cuál es el itinerario recomendado para caminantes y cuál es el de ciclistas.

Subida de caminantes a La Faba
La alternativa para los caminantes

Los caminantes se desvían a mano izquierda por una pista de tierra que sube por un valle contiguo hasta La Faba, y de ahí va cresteando hasta llegar a La Laguna de Castilla, donde acaba yendo casi paralela al camino ciclista. En cambio, a los que vamos sobre dos ruedas nos recomiendan seguir por el desgastado asfalto para subir por otro valle hasta La Laguna de Castilla, y no dejarlo hasta llegar a O Cebreiro.

Subidas al Cebreiro
Las alternativas para subir al Cebreiro
La alternativa para los ciclistas (en azul en la imagen anterior)

Para los más picados, justo en este cruce empieza un segmento de Strava: 6,6km al 8% de media. Después de la primera horquilla a mano derecha, las rampas del 14% aparecen como setas. PAM

La segunda horquilla a la izquierda hace que la pendiente se relaje un poco, pero las rampas del 10% son la norma general. No es hasta poco antes de llegar a La Laguna de Castilla que la pendiente suaviza (4~5%), y al salir del pueblo se vuelve a poner sobre un 8%. Si eres de subir, esta cuesta te gustará y te pondrá a tono; la recuerdo más dura que la Cruz de Ferro. Además, si vas cargado con las alforjas, es un reto mayor todavía si cabe.

Pues fue justo en el tramo del 14% tras la primera horquilla que me encontré con Carlo. El pobre estaba andando, bajado de la bici. Y no me extraña, la cuesta conseguía fácilmente que se atragantara el desayuno. Yo intentaba mantener la compostura (y el equilibrio) con todo el molinillo metido.

– ¡Forza, dai!

Él iba hecho polvo, pero me animaba a que yo no parara, un buen tío. Cuando acaba la parte más dura le digo que me alcance, que voy subiendo lento con el molinillo. Y me alcanza rápido, pero al rato se para “a hacer unas fotos” (es la excusa perfecta, yo también la he usado) y me dice que continúe, que ya nos veremos más adelante.

Carlo echando unas fotos
Subiendo a O Cebreiro
Lo que llevamos subido

Los rayos de sol ya empiezan a calentar, y es que ya estamos bastante lejos del fondo del valle. Cruzo La Laguna de Castilla, el último pueblo leonés en el Camino, y tras los dos últimos kilómetros ya estoy arriba en O Cebreiro.

Nota importante, si sigues la carretera no vas a ver el monolito que indica la entrada a Galicia donde todo el mundo se hace la foto de rigor. Eso está en la variante de los caminantes, que puedes tomar nada más salir de La Laguna de Castilla. La ruta es más dura, pero quien algo quiere algo le cuesta…

Monolito Galicia
A este monolito me refiero

Pretendía tomarme un café en O Cebreiro, pero entre que veo poco movimiento y que todavía no siento que lo necesite, decido seguir mi ruta. Una pareja de ingleses me hace una foto antes de seguir por la LU-633 hacia el alto de San Roque y el alto do Poio. Y es que tal y como me advirtió Jesús charlando días antes camino a Sahagún, se habla mucho del Cebreiro, pero una vez llegas ahí no debes confiarte, pues se trata de tres altos, uno detrás de otro. Una vez llegas al de Poio entonces sí puedes cantar victoria y lanzarte 15 kilómetros cuesta abajo.

En O Cebreiro
O Cebreiro
En O Cebreiro, por encima de las nubes

No son puertos excesivamente duros, más habiendo subido el Cebreiro antes: son puertos con asfalto bueno, con pendientes del 6ypico% como máximo, pero sí que pueden minar la moral de todo aquél que ya vaya pillado de fuerzas en O Cebreiro. No era mi caso, pues apenas llevaba 21 kilómetros cuando veo la señal que indica que ya estoy en el alto do Poio.

Alto de San Roque
Alto de San Roque
Alto de San Roque
Alto do Poio, el último!

Para celebrarlo, ahora sí, me tomo un café acompañado con una napolitana de chocolate tamaño gallego, en un bar que hay justo en lo alto (2,60€). De ser un bareto normal en cualquier otro puerto de montaña creo que nadie pararía ahí, pero su punto estratégico en el Camino lo hace parada casi obligada. Además puedes sellar la credencial dejando constancia de que has sobrevivido al último puerto duro del Camino de Santiago.

Desde la terraza del bar observo cómo van llegando los caminantes por una pista muy empinada en su tramo final desde Padornelo. Menos mal que he decidido ir por asfalto… y es que, a ver, está bien seguir el itinerario “original”, pero no hay que pasarse de purista, que sufrir por sufrir tampoco es plan…

Pero tampoco hay que pasarse “hacia el otro lado” como una pareja que llega en una furgoneta taxi, descargan dos bicis, y empiezan la jornada del día bajando el alto do Poio… ¡Eso es trampa! ¡Las bajadas hay que ganárselas subiendo!

Merecido cafecito

Acabado mi café en las alturas, me abrocho el chaleco, me tapo la cara sin dejar ni siquiera la nariz al aire, y me dispongo a “bajar” durante 15 kilómetros hasta Triacastela por la carretera LU-633. ¿Y por qué las comillas en lo de bajar? Pues porque sí sales bajando por un falso llano que pica hacia abajo, pero al kilómetro y poco si no pedaleas, te quedas. Es llano completamente, con algún trocito de ligera pendiente positiva. Hasta tengo calor y debo abrirme el chaleco. ¡Yo quería mi bajada disfrutona, no me la arruinéis así!

Pero bueno, no nos pongamos nerviosos todavía, que tras un kilómetro y pico sí que empieza la bajada… ¡Y qué bajada! Por lo que veo en strava estuve bajando a 55 por hora durante unos 6 kilómetros aproximadamente, por una carretera ancha, buen firme, curvas de herradura muy amplias y cómodas… Y cuando iba más lento era porque necesitaba frenar un poco para no salirme. Toda una delicia. No sé qué tal es la bajada de los caminantes, pero esta es muy cómoda y disfrutona para hacerla en bici, la recomiendo.

Bajada 100% recomendada

La bajada acaba en Triacastela, y sin darme cuenta ya he rodado 36 kilómetros en la etapa de hoy, alucinante.

No paro en Triacastela sino que cruzo el pueblo, todavía con la inercia que arrastro de bajar el alto do Poio. Nada más salir del pueblo las indicaciones del Camino me mandan por una carretera de tercera a mano derecha. Dejo el buen asfalto y la carretera ancha con buenos arcenes para meterme en una franja asfaltada sin pintar, con un asfalto gastado, que se va degradando a medida que pasan los kilómetros y voy cruzando aldeas. Entonces el asfalto se vuelve una pista compacta, luego una pista un poco más suelta, pista empedrada, rocas, hojas, más rocas, rocas con barro, un arroyo que baja por un lateral… Y sin darme cuenta estoy sumido en el primero de los bosques gallegos que cruzaré durante el día de hoy. Impresionante paisaje, tengo que parar cada cinco minutos para tomar unas fotos, ya que el entorno lo merece.

Salida de Triacastela
La salida de Triacastela es así
Cruzando aldeas
Y el terreno se va complicando

La atmósfera del momento me cautiva. No sé cómo lo he hecho pero no hay nadie en este tramo, no me he cruzado con nadie en Triacastela, y lo único que se oye aquí es el viento agitando las hojas de los árboles, el trino de algún pajarillo, y el rodar de mis neumáticos contra el suelo. Qué calma, qué tranquilidad, qué pedazo de premio. Esto SÍ es el Camino de Santiago, no las llanuras interminables a través de la meseta. Se me pone la piel de gallina. Disfruto del momento mientras avanzo lento, Galicia me ha recibido muy bien en el día de hoy.

El terreno es duro y avanzar rápido es complicado, pero no hay necesidad de ir rápido, este tramo tiene que degustarse poco a poco, pedalada a pedalada, con esfuerzo pero sin sufrir en exceso.

Espectacular, ¿o no?

Poco antes de San Xil vuelve el asfalto. Ruedo cómodo cuando al llegar a la aldea me encuentro con un paisano sentado en un muro, que me da un poco de charla. Me pregunta si he subido por el camino embarrado o por la carretera. Al contestarle que ni sabía que había una carretera me dice que hoy el camino está especialmente duro, muy embarrado y con roca mojada. Ahora que lo pienso es cierto, anoche llovió, pero yo no me enteré de nada porque caí dormido a los cinco minutos.

– La verdad es que sí, estaba complicado, ¡muy duro pero muy bonito!
– ¡Mais duro que bonito, carallo!

Un crack el hombre, me hizo soltar una carcajada y el tío se reía conmigo, seguro que se lo pasaba bien echando la mañana dándole charla a los peregrinos que pasaban por ahí durante la mañana.

Pasado San Xil la subida dura tan solo un kilómetro más, donde acaba en un cruce de pistas. Las flechas amarillas y los monolitos repartidos a cada poco por territorio gallego me indican que debo tomar el cruce a la derecha, donde la pista va de bajada. Antes de emprender la bajada compruebo el GPS. ¡Mil kilómetros clavados! Sí señor, esto es un hito en mi camino y se merece unas fotos.

Mil kilometrazos y otros diez de desnivel acumulado

Disfruto de la bajada rápida por pista a través del bosque, esto sí es mountainbike en condiciones… Hasta que me encuentro con un tractor avanzando muy lento y ocupando toda la pista.

“Bueno, en cuanto pueda lo adelanto”

Pasa un buen rato y la pista es de la anchura exacta del tractor, sin dejar nada de margen para un posible adelantamiento. Además el hombre que lo lleva tampoco repara en mi presencia, por lo que tengo que usar el factor sorpresa.

Después de unos 500 metros veo cómo la pista se ensancha un poco, lo justo para que pueda pasar lanzado por un lado. Bajo piñones, aprieto fuerte los pedales mientras grito un sonoro “vooooooooyyyyyy” y adelanto al tractor por la izquierda…

…cuando de repente veo que delante del tractor hay un perro, tipo pastor alemán, que también ha bajado piñones y apretado los pedales, y empieza a correr detrás de mí a toda velocidad, ladrándome.

“GRRRRR GUAUGUAUGUAU!!!!!!!!”

Mecagüenlaleche, el puto perro debe estar corriendo a unos 30 kilómetros por hora fácilmente, y yo pese a llevarlo todo metido y ponerle todas las ganas posibles, no consigo despegarme de él.

Tras un buen esprintazo de unos 500 metros, el perro decide que es momento de dejarme ir, que ya me ha acojonado suficiente, y se vuelve a custodiar la marcha del tractor. Por fin respiro aliviado y puedo seguir mi camino.

Llego a un tramo de asfalto que cruza varias aldeas: Zoó, Pintín, Aguiada… No encuentro ni un solo peregrino en todo este tramo. La soledad es patente pese a estar a menos de diez kilómetros de Sarria.

En menos de tres cuartos de hora llego a Sarria. En la calle por la que se entra al pueblo está situada la oficina del peregrino, y considero que es un buen lugar donde sellar la credencial antes de continuar con el pedaleo.

Entro en la oficina del peregrino a eso de las doce del mediodía, y la acogida es abrumadora. Nada más entrar me reciben unos 8 voluntarios, que me llenan de folletos para hacer el Camino de Santiago en bici, con sus etapas, perfiles, alojamientos… Otros me sellan la credencial, otros me dan charla, otros me aconsejan buenos sitios donde comer en Sarria… Me siento más importante que el Papa, qué amabilidad. Les agradezco esta muestra de generosidad y decido seguir. Fuera me encuentro con el típico listo que se hace el sordomudo y te pide que firmes un papelajo y le des dinero. Le digo que no voy a darle nada y se marcha hacia un grupo de franceses que se acerca a la oficina por el otro lado de la calle. En fin…

Etapa sugerida
La etapa que sugiere el folleto es cortita para ir en bici…

Estando en una de las pocas ciudades relativamente grandes que cruzaré en el día de hoy (Portomarín está a 24 kilómetros), y viendo que voy bien de tiempo, decido que voy a hacer una parada para comer pronto y así seguir después ya con el estómago lleno. Desde el café en el alto do Poio que no me llevo nada al estómago. Reviso Google Maps a ver qué me recomienda, y encuentro un bar con muy buenas valoraciones y que no me queda lejos, se llama “8mm”. ¿Ocho milímetros de qué? Vamos a averiguarlo.

Al llegar al bar y atar la bici fuera, descubro que el nombre hace referencia a la pasión del dueño por el cine. El bar está forrado con carteles de películas, cámaras de cine antiguas, e incluso tiene una zona friki dedicada a Star Wars, con las paredes llenas de viejas placas de ordenador. Muy curioso el sitio. En cuanto veo que los taburetes de la barra tienen plato, bielas, y pedales, decido que este sí es el sitio donde voy a comer y me siento en una mesa mientras me pido una 1906 para homenajearme.

Oro líquido

La carta del lugar es escueta, pero todo lo que veo me apetece… Finalmente haciendo caso a las reseñas en Maps, decido pedir una pizza, una que es de 6 u 8 quesos, ahora no lo recuerdo bien. Muchos de ellos eran quesos de la tierra: queso del Cebreiro, de Arzua, de tetilla… Si eres quesero te lo recomiendo 100%. Cuando acabo de comer creo que exploto, me he dado un buen homenaje, casi que me dan ganas de acabar la etapa aquí en Sarria… jajaja.

…y muerte por queso

Antes de salir el hombre de la barra me pregunta que hasta donde voy. Al decirle que Portomarín o alrededores, me recomienda que llame a los albergues para reservar una cama, ya que a partir de aquí escasea el sitio, más si voy a llegar bien pasado el mediodía. Le hago caso y llamo a un par de sitios, donde me dicen que ya están llenos a esa hora (y no son ni las dos de la tarde), y un tercero donde me confirman que tienen sitio para una persona (Albergue Ultreia). Genial, para allá que voy.

Por si no queda claro cuál es el Camino principal…

A la salida de Sarria las flechas indican el Camino en dirección al cementerio, tras una subida corta pero intensa que me cuesta todavía más porque llevo la comida en la boca del estómago. Tras dejar la urbe atrás, el asfalto deja paso a una pista de tierra que cruza el río Celeiro. El río tiene un puentecito de madera, pero embriagado en mi estado de celebración continua (Galicia me está tratando de lujo durante todo el día) decido cruzarlo montado porque parece no tener mucha profundidad. ¡Error! El agua no llega al pedalier, pero casi, y al pedalear acabo metiendo ambos pies alternamente en el agua, sin poder evitarlo. En fin, novatada, por lo menos no hace mucho frío pese a que el día esté nublado…

El puentecito queda un poco más a la derecha

El paisaje sigue siendo muy bonito pese a estar muy cerca de la ciudad. Las pistas son rotas y la abundante vegetación te sumerge en un verde que lo tiñe todo. Y yo, feliz y despreocupado, en el momento en el que tengo sed y le voy a dar un trago al bidón…

“Kjjjjjjj… kjjjjjjj” (¿cómo leches se escribe el sonido de un bidón vacío?)

En fin, que el bidón estaba vacío.

Ambos bidones para ser exacto. ¡Muy bien! A ver donde encuentro yo una fuente ahora…

Salida de Sarria
Bonita salida de Sarria

A los cinco kilómetros veo un albergue, que ahora en casa veo que es el “Casa Barbadelo”, super chulo, nuevecito, con su zona de césped, terracita, habitaciones que dan al jardín, una piscina… Joer qué lujo, si repito el camino en una época más calurosa me quedo aquí sin dudarlo. En fin, que fuera del albergue está la típica pila/lavadero con su grifo de agua, donde aprovecho para llenar ambos bidones. Las ganas de quedarme ahí son grandes, pero el hecho de que esté todo nublado finalmente me hace seguir. Si llega a hacer un sol de mediodía de esos justicieros te digo que me hubiese quedado muy alegremente.

El resto del trayecto transcurre entre pistas, corredoiras, y otros caminos, a la sombra de los árboles, y con el terreno húmedo y embarrado. Una delicia para todos a los que nos gusta el ciclismo de montaña.

Mientras ando pedaleando absorto en mis cosas, sale un “tíolavara” (un tipo con un bastón, vaya) y me hace gestos para que pare.

– ¡¡¡Para, paraaaaaa!!!

Hostias qué susto y qué ímpetu en que parase.

– Eh… hola
– Espérate a que pasen

“¿A que pasen quién?” pienso yo. Antes de que me dé tiempo a preguntárselo ya veo a quién se refería. A una estampida de vacas que venían en dirección contraria, que las llevaban al campo a pastar. Y ha hecho bien en pararme, porque parece que les da igual todo y arrasan con todo, no quisiera verme metido ahí en medio.

Una vez están las vacas dentro del vallado puedo continuar. En algún lugar entre A Brea y Ferreiros me encuentro con el monolito que indica que faltan 100km para llegar a Santiago. Había leído sobre él y me hacía cierta gracia hacerme una foto con él, pero me decepcioné al verlo. Está lleno de pintadas de mierda y demás tonterías que lo deslucen. En fin, que me hago una foto igual, pero no entiendo por qué la gente es tan guarra. Un poco más adelante hay una casa que tiene un sello fuera en una mesa por si quieres estampar en la credencial el sellito con el monolito del km100.

Monolito 100km a Santiago
De esta guisa estaba el monolito de los 100km

En A Pena sufro uno de los “desvíos fantasma” sobre los que leí, y es que las flechas indican para mil lugares diferentes. Los paisanos, para que pases por su bar, o para que no pases por su terreno, pintan las flechas indicando variantes o “caminos alternativos” que te acaban haciendo la picha un lío. Al entrar a A Pena, hay tres flechas que indican recto, a la izquierda, y a la derecha. Si lees esto y te acuerdas cuando pases por ahí, es el camino de la derecha. Los otros dos ni siquiera tienen salida…

Desde A Pena el trazado ya adquiere tendencia a bajar hasta la entrada de Portomarín. Un tramo de bajada es fácil, el siguiente está mojado y embarrado… Muy divertido. Paso de largo por Vilachá donde veo un buen grupo de peregrinos tomando algo en un bar, y sigo mi camino hasta llegar al embalse de Belesar, en cuyas profundidades se encuentra el Portomarín original. El que vemos hoy en día es el antiguo pueblo trasladado laderas arriba tras la inundación del antiguo por la construcción del pantano.

Embalse de Belesar

El Portomarín original estaba construido alrededor de un antiguo puente romano, reconstruido en la Edad Media (como vería esa noche en unas fotos que tenían en un bar), pero tras la construcción del embalse por el tito Paquito en 1962, quedaría anegado por lo que lo trasladaron 500m ladera arriba al Monte do Cristo. Como curiosidad, se dice que numeraron todas y cada una de las piedras de la iglesia románica de San Juan para trasladarlas ladera arriba y volver a montarlas. Portomarín “se salvó” debido a su importancia y arraigo en el Camino de Santiago, otros pueblos no tuvieron la misma “suerte”, pero eso ya es otro tema.

Portomarín
En la entrada de Portomarín

Al llegar a Portomarín tengo que subir por el pueblo para dar con el albergue. Resulta que al final la cama libre que tenían era una butaca que se convertía en cama, y casi que era lo mejor que me podía haber pasado. Escuché quejas y envidias de los ya presentes en la habitación. Pero lo siento chavales, hoy era mi día de suerte.

Tras el ritual diario de ducha, lavar ropa, etc, dejo a los guiris en la terraza del albergue bebiendo vino barato amorrados a la botella y me dirijo a comprar algo de comida para llevar encima mañana, y a cenar un poquito, que tampoco es que tenga demasiada hambre, pero hay que llenar las reservas.

El viejo Portomarín
El viejo Portomarín
El viejo Portomarín

Finalmente acabo en un bar cenando un par de tapas, donde en las paredes veo las fotos del antiguo pueblo; y cuando ya estoy saliendo de vuelta al albergue me encuentro con Alberto que entra al bar a ver el fútbol… Se ve que hoy ya se encontraba mejor y ha ido tirando poco a poco; al final hemos hecho la misma etapa pero espaciados en el tiempo.

Datos de la etapa:

Distancia: 78km
Desnivel: +1757m
Tiempo en movimiento: 6h16min
Tiempo total: 9h22min

Dinero gastado: 40,65€ (2,60€ del desayuno en el alto do Poio, 17,90€ de la comida en Sarria, 2,55€ de la compra para el día siguiente, 7,60€ de la cena, y 10€ del albergue)

Lugares donde dormir en esta etapa:

Ruitelán: Albergue pequeño potala – c/Nacional VI, 20 – 987561322 – 5€
Las Herrerías: Albergue las Herrerías – 654353940 – 10€ / Albergue Casa Lixa – c/Camino Santiago, 35 – 608528715 – 987134915 – 11€
La Faba: Albergue de peregrinos La Faba – 630836865 – 5€ / Albergue el Refugio – c/Camino Santiago, 9 – 654911223 – La voluntad
La Laguna de Castilla: Albergue la Escuela – c/Camino Santiago, 5 – 619479238 – 987684786 – 9€
O Cebreiro: Albergue de peregrinos de la Xunta – 660396809 – 6€ / Albergue casa Campelo – 679678458 – 982179317 – 12€
Liñares: Albergue Linar do Rei – 616464831 – 10€
Hospital de la Condesa: Albergue de peregrinos de la Xunta – 660396810 – 6€
Padornelo: Albergue Bar el Puerto – 982367172 – 6€
Fonfría: Albergue A Reboleira – c/Fonfría, 15 – 982181271 – 629826559 – 10€
Fillobal: Albergue Fillobal – 666826414 – 9€
Triacastela: Albergue Complexo Xacobeo – c/Peregrino, 12 – 982548037 – 6€ / Albergue Atrio – c/Peregrino, 1 – 982548488 – 699504958 – 9€ / Albergue de la Xunta – 660396811 – 6€ / Albergue a Horta de Abel – 982548158 – 9€ / Pensión Albergue Lemos – Av.Castilla, 24 – 677117238 – 10€
Sarria: Albergue Alma do Camiño – c/Calvo Sotelo, 199 – 629822036 – 982876768 – 9€ / Albergue Casa Peltre – c/Escalinata Mayor, 10 – 606226067 – 10€ / Albergue Credencial – c/Peregrino, 50 – 982876455 – 9€ / Albergue la Casona de Sarria – c/San Lazaro 24 – 982535556 – 10€ / Albergue Oasis – c/Santiago a Triacastela, 12 – 605948644 -10€ / Albergue de la Xunta – Rua Maior, 79 – 660396813 – 6€ / Albergue a Pedra – c/Vigo de Sarria, 19 – 982530130 – 10€ / Albergue los Blasones – c/Mayor, 31 – 600512565 – 10€
Barbadelo: Albergue A casa de Carmen – c/Barbadelo, 3 – 982532294 – 10€ / Albergue de la Xunta – 660396814 – 6€ / Albergue Casa Barbadelo – c/Camino Santiago – 982531934 – 10€ – piscina / Albergue Molino de Marzán – c/Camino Santiago km106 – 679438077 – 10€ – 8km saliendo de Sarria
Morgade: Albergue Casa Morgade – 982531250 – 10€
Ferreiros: Albergue Casa Cruceiro de Ferreiros – 982541240 – 10€ / Albergue de la Xunta – 660396815 – 6€
A Pena: Albergue Casa do Rego – 982167812 – 10€
Mercadoiro: Albergue Mercadoiro – 982545359 – 6€
Vilachá: Albergue casa Banderas – 982545391 – 10€
Portomarín: Albergue Folgueira – Av.Chantada, 18 – 982545166 – 10€ / Albergue Aqua – c/Barreiros, 2 – 608921372 – 10€ / Albergue O Mirador – c/Peregrino, 27 – 982545323 – 10€ / Albergue Novo Porto – c/Benigno Quiroga, 12 – 982545277 – 10€ / Albergue Casa Cruz – c/Benigno Quiroga, 16 – 10€ / Albergue Ferramenteiro – c/Chantada, 3 – 982545362 – 10€ / Albergue PortoSantiago – c/Diputación, 8 – 618826515 – 10€ / Albergue Ultreia – c/Diputación, 9 – 982545067 – 10€

Continúa tu lectura sobre el Camino de Santiago en bici con la etapa anterior, la etapa siguiente, o la ficha del viaje.

2 comentarios en «Camino de Santiago en bici, Etapa 12: Vega de Valcarce – Portomarín»

  1. Esta etapa, a pesar de hacer la subida por asfalto (como recomendaban en todos los sitios que ví), es bastante más dura que la subida a la Cruz de Ferro por pista, sobre todo a la salida de Laguna donde ya iba justito porqué hice fin de etapa en O Cebreiro.
    A la mañana siguiente, y como tú bien dices, con una buena rasca y las piernas frías, hay que enfrentarse a «dos rampones» de impresión (yo también lo hice por pista y recomiendo el último tramo evitarlo).
    Los 100 últimos metros aproximadamente para llegar al bar del alto de Poio, creí que tenía que dejar la bicicleta y subir primero las alforjas ya que es una auténtica pared que por supuesto tuve que hacer con «empujing».
    Por cierto, ¿cómo se ve ve la temperatura y el ascenso total en el gps?, es el mismo modelo que tengo yo y hasta hoy no me había enterado que había esa posibilidad.

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    • Buena aventura Enrique! Viendo cómo llegaba la gente al bar del Alto do Poio me alegré de no haber subido por la pista… jajaja. Seguro que con el tiempo acabas recordando con cariño ese «empujing» 🙂

      Sobre la temperatura y el ascenso total, puedes configurarlo estando en el mapa, dándole al botón de «Menú», de ahí a «Camb. cam. datos», y seleccionas «Temperatura» y «Ascenso Total».
      Lo malo es que para que marque la temperatura el Garmin requiere un sensor externo, que en mi opinión es demasiado caro. Yo la temperatura la veía en el reloj que llevaba en la muñeca.

      Responder

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