Llegó la etapa final del Camino de Santiago en bici; hoy llego al destino, y con el billete de avión ya comprado la tarde anterior, sólo me tengo que preocupar de llegar antes de media tarde. En principio parece fácil pase lo que pase. Si tengo alguna avería mecánica muy extraña (espero que no, toco madera) a las muy malas puedo hacer los 20kms que me separan de Santiago a pie, que me daría tiempo.
Última mañana de mi ritual caminero. Me levanto a las 7 de la mañana, (otra vez más queda poca gente en el albergue), recojo mis cosas, monto las alforjas, recojo lo que dejé tendido en el patio ayer por la tarde, y desayuno lo que me queda en las alforjas sentado en la entrada del albergue: un batido de chocolate que compré ayer por la tarde, y un croissant que todavía me queda… ¡de León!
A las ocho de la mañana ya estoy 100% listo y doy la primera pedalada del que será mi paseo de los campeones de hoy.

El día está gris y hace fresco, salgo con la térmica y el chaleco, que hacía días que estaban al fondo de las alforjas. Nada más salir de O Pedrouzo el Camino avanza entre bosques, explotaciones madereras, y un verde que lo envuelve todo. El hecho de que esté el día nublado le da un aspecto más místico a este tramo.

Si el día anterior me encontré con bastante gente, hoy me encuentro todavía más. Los voy pasando poco a poco, no tengo prisa, en un máximo de dos horas estoy en el destino.
A los tres kilómetros y pico el Camino vuelve a cruzar la N-547. Nada más cruzar la carretera empieza una subida que te deja en el altiplano del aeropuerto de Santiago. Con todo el molinillo metido, avanzando a paso de caminante y pidiendo paso, voy subiendo poco a poco, cuando…
¡¡PLAS!!
Me cagüenlaleche, ¡que me acaban de dar una palmada en el culo! ¿Pero qué mierda…?

Me giro y como era de esperar todos los caminantes que llevo detrás se hacen los locos. Nadie me mira y cada uno está a lo suyo, serán cabrones. Pues nada, hay que tomárselo con humor, que tampoco parece que me hayan pegado a mala hostia:
– Joder, ¡prefiero un empujón hacia arriba que una palmada en el culo!
Y sigo pedaleando y adelantando a gente. Malditos peregrinos pervertidos…
Ya arriba del altiplano la pista gira a mano derecha. Se oyen los aviones muy cerca pero el aeropuerto no se ve, queda tapado por los árboles del bosque. Un kilómetro después, por la pista que rodea el aeropuerto, ya se puede ver claramente la terminal y los aviones durante un rato, hasta que el Camino vuelve a doblar a mano derecha y meterse de nuevo entre los árboles.

Paso por debajo de la SC-21, la carretera de acceso al aeropuerto, donde un paisano ha montado una mesita de camping con todo tipo de souvenirs para los peregrinos. ¡Si es que el que no saca tajada es porque no quiere…!
Tras un breve llaneo/subebaja se cruza Lavacolla, para encarar la última subida del día hasta San Marcos y el Monte do Gozo.
Esta subida es asfaltada y es compartida por peregrinos y locales que circulan con sus coches. Además me encuentro con un grupo de escolares que no sé si estarán haciendo el Camino o no, pero lo ocupan todo y hacen difícil el paso.
Justo al final de la subida, tras pasar de largo los estudios de la Televisión de Galicia, una breve bajada me deja en la ermita de San Marcos, kilómetro 14 de mi etapa de hoy, y desde donde se puede divisar la ciudad pese al día tan gris que hace.

Aprovecho para sellar la credencial por última vez antes de hacerlo en la Oficina del Peregrino en Santiago y me acerco al monumento del Monte do Gozo para hacer unas fotos. No sé si es por el día que hace o qué, pero reconozcámoslo, es un monumento feo, hormigonado y sin demasiado atractivo. Y el Monte do Gozo, lejos de ser “un lugar emblemático” como puede ser la Cruz de Ferro, parece más bien el típico parque chungo de extrarradio. Me decepcionó un poco, y eso que leí que desde 2016 se había hecho un proyecto de remodelación para adecentarlo y tal…

En fin, que dejando atrás el Monte do Gozo emprendo una rápida bajada asfaltada que me deja en la AP-9, que cruzo por la N-634a, y me recibe el famoso cartel de “Santiago de Compostela”, donde hay cola para hacerse una foto.

Así que paso de fotos y me voy callejeando hasta el centro histórico. Las flechas se pierden, como en todas las entradas de las ciudades, pero el trajín de peregrinos como hormiguitas en procesión me lleva a encontrar el camino correcto para llegar a la Plaza del Obradoiro.
Lo malo es que parece que entro al Obradoiro por los escalones en vez de hacerlo por la parte llana… Pero bueno, ¡acabamos el Camino con una bajada de escaleras con alforjas! Sólo espero no pinchar…
…Y no piché.

¡¡CAMINO DE SANTIAGO COMPLETADO!!

Me hago unas fotos en la plaza mientras no para de llegar gente. No son ni las diez de la mañana, pedazo de llegada pronta. En la plaza además de peregrinos pues me encuentro con lo típico, vendedores ambulantes, guías turísticos, otra gente rara que te pide dinero para nosequéhostias… Y yo decido ir a la Oficina del Peregrino (Rua das Carretas 33) a por mi Compostela. En un principio no tenía pensado pedirla, pero habiendo llegado tan pronto aquí pues aprovecho.

Nada más llegar a la oficina, el hombre que hay en la puerta me advierte que “hay un poco de cola”. Hostias, ¿a las diez de la mañana?
Dejo la bici donde me indica el hombre, y me pongo a la cola. Mientras espero veo cómo se unen Alberto y los dos chicos de Asturias que encontré en Rabanal del Camino a la cola. Aprovechando un rodeo que hace la fila de gente los saludo e intercambiamos unas palabras a lo lejos. Resulta que Alberto llegó ayer a eso de las ocho de la tarde aquí, y se encontró con los asturianos, que le sonaban de cuando me dejó en el albergue de Rabanal, y juntos decidieron ir a buscar alojamiento. Como ya era tarde y no había sitio en ninguna parte, le preguntaron a una señora si conocía algún hostal barato, y la mujer al final los llevó a un piso que tiene alquilado rollo Airbnb. El piso para los tres les salió a 70€, que ya es más barato que un hostal… Y se fueron a tomar cervezas y hoy se levantaron tarde de nuevo, y han aparecido por aquí sobre las once.
Al final el “hay un poco de cola” se convierte en dos horazas y media esperando, y eso que he llegado bastante pronto…
Tras la espera por fin llega mi turno, apuntan mi nombre en la Compostela (en latín inventado, porque según Google mi nombre no es así), y me dan la cartulina que acredita que he realizado la peregrinación. Pero hostias, la cartulina así “a pelo” se me va a estropear en dos segundos. Veo que hay gente que sale con la Compostela dentro de un tubo rígido de cartón que la protege. Pregunto sobre este tubo, y resulta que se compra por ¡cinco eurazos!. Nah, prefiero que se arrugue un poco, que ya la pondré bajo unas enciclopedias en casa…

Al salir de la Oficina del Peregrino, a una hora indeterminada entre las doce y la una del mediodía, el hombre de la entrada ya avisa a los peregrinos que quieren entrar que la cola les va a llevar todo el día, y que quizás cierran antes de que puedan llegar a recoger su Compostela. ¡Hostias!

Ahora viene la logística de devolver la bici a casa. Estuve ojeando varias opciones (Correos, empresas de paquetería reconocidas, incluso meterla en una caja y llevarla en avión), pero al final la mejor opción parecía ser una empresa local llamada SendYourBike (Prodigal), que te recogía la bici “tal cual” y la embalaba con sumo cariño y te la hacía llegar a casa en perfecto estado.
Llamo a dicha empresa y me dicen que en una media hora estará por aquí un chico con la furgoneta para recoger la bici. Perfecto. Decido hacer tiempo en la primera cafetería que veo hasta que llegue. Me tomo un café y me engañan para que tome también un trozo de tarta de Santiago (venga va, ¿por qué no?). El café tiene un precio normal (1,20€), pero por el trozo de tarta me soplan 4,50€, cagüentó.

Mientras alargo el café hasta el infinito para hacer tiempo, me llama el hombre de SendYourBike. Está al final de la calle con un furgón Iveco. Me acerco al final de la calle y el tipo muy majo me explica cómo funciona todo. Yo le dejo todo lo que quiero que me lleve (bici, alforjas, casco…) y ellos lo empaquetan todo y me lo mandan a casa. Puedo pagar ahora o una vez reciba la bici en casa. Como no llevo efectivo acordamos en que les pagaré a la llegada (son 38€). Me dice que recibiré la bici en una semana, que quizás no son los más rápidos pero sí que son los que mejor empaquetan las bicis, que alucinaré de lo bien que me llega. ¡Eso espero!
(Al final resulta ser verdad y llegó muy bien embalada, hay que decirlo. Dejé la bici y las alforjas y vino todo dentro de una caja de cartón, con protecciones de espuma y papel de burbuja, cartones entre las pinzas de freno para que no se juntaran las pastillas…)
El hombre me da una copia del albarán escrito a mano, y se marcha. El papel me parece tan cutre y yo soy tan desconfiado que cuando veo el furgón alejándose por la calle tengo miedo de no volver a ver mi bici nunca más… jajaja. Lo único que tengo es un papel donde pone a mano “bici, 2 alforjas, casco, 38€” y ya está.

En fin, que intento no pensar mucho en eso. Si he leído buenas opiniones de esta gente será porque de verdad funcionan bien. No he encontrado nada malo sobre ellos; raro sería que yo fuese el primero…
Me doy una vuelta por el casco antiguo, me compro una camiseta de recuerdo (una camiseta bicigrina que me gustó), y voy a comer al “mesón el bombero” que tiene buenas valoraciones. Es un sitio pequeñito pero se come bien y el duelo es muy majo. Salgo bien comido tras meterme un buen menú entre pecho y espalda, a un precio razonable.

Al salir de ahí me encuentro con Alberto en una calle contigua. Acaba de salir de recoger su Compostela (¡pero si son como las tres de la tarde!) y me propone ir a tomarnos algo para hacer tiempo hasta que salga su bus hacia Santander.
Acabamos tomándonos un café con un trozo de tarta (¡otra vez!) en una cafetería muy pija/hípster, con sus butaquitas, ambiente tranquilo, jazz de fondo, modernos con sus Macbooks al fondo… Airas Nunes Café se llama, por si te interesa ir. Hay que decir que las tartas aquí están de lujo y los trozos son de un tamaño normal (no como en el otro sitio…), así que echamos el rato charlando un poco más.

Alberto se despide y se va a la estación de autobuses a por su ALSA. A la media hora salgo yo para ir con la calma a buscar mi bus para ir al aeropuerto. Busco la estación en el móvil y me indica dos sitios, uno al sur (la estación de tren) y otro al norte (la estación de autobuses de verdad). Pregunto a un paisano que pasa por ahí y me dice que me vaya a la del sur, que desde ahí salen los buses al aeropuerto, que en la otra son los buses que van a Madrid y otras ciudades (el que necesita Alberto, vaya).
Mientras estoy yendo para allá empieza a llover. Llego al sitio y no veo nada más que la estación de tren. Pregunto a una mujer que pasa por ahí y me dice que necesito ir a la estación que queda al norte, que me he equivocado. Mecagüenlalechejoder.
Se lo agradezco pero pregunto a un par de personas más porque no acabo de fiarme (desconfiado que es uno) y me indican que es en la otra. Vale, pues a la otra que voy. Suerte que he salido con tiempo…
Tras un pateo de 40~45 minutos llego a la estación (esta vez sí), pago los 3€ del trayecto al aeropuerto, y el resto pues lo normal: control de seguridad, esperar, cola de embarque, vuelo mierder de Ryanair que parece un bazar persa, gente que aplaude cuando aterriza el avión (espero que tú no seas un aplaudidor de aterrizajes, sino lo siento mucho por ti…) gente ansiosa que se levanta a hacer tapón cuando el avión ni se ha parado (espero que tampoco seas de estos…), y demás personajes entrañables de los viajes en low cost.

Mi aventura ha terminado tras 14 días, pero el veneno de las alforjas es muy fuerte y ya estoy pensando qué voy a hacer el año que viene… ¿Vía de la Plata? ¿Camino del Norte? Todo se verá…
¡Salud y Pedales!
–
Datos de la etapa:
Distancia: 19,9km
Desnivel: +360m
Tiempo en movimiento: 1h40min
Tiempo total: 1h45min
Dinero gastado: 37,50€ + 38€ (5,70€ del café y tarta cerca de la Oficina del Peregrino, 9,90€ de la camiseta de recuerdo, 13,50€ del menú en el mesón el bombero, 5,40€ del café y tarta en Airas Nunes, 3€ del bus al aeropuerto, y 38€ del envío de la bici de vuelta a casa)
Lugares donde dormir en esta etapa:
Lavacolla: Albergue Lavacolla – 653630300 – 12€
San Marcos (Monte do Gozo): Albergue de la Xunta – 981558942 – 6€
Santiago de Compostela: Albergue La Salle – Rua de Tras Sta.Clara – 981585667 – 10€, (y muchas opciones más, pero esta es la que tenía anotada)
–
Continúa tu lectura sobre el Camino de Santiago en bici con la etapa anterior o la ficha del viaje.
Me ha encantado leer tu experiencia tan bien descrita y bien documentada. Estoy pensando en hacerlo solo el próximo año, desde Roncesvalles. Aunque si fuera desde casa sería una copia exacta de tu camino ya que somos vecinos soy de Castellbisbal. Enhorabuena por tu trabajo. Vaya currada.
Muchas gracias Feli! Si te animas a hacerlo desde Castellbisbal ya sabes… Lo tienes todo explicado por aquí 🙂
Te va a encantar el Camino, ya verás. Salud y pedales!